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La hora cero

La hora cero

Llega el día en el que sientes que tu pecho va a reventar, y no, no es un ataque cardíaco es el día en el que te deshaces de todo lo que pesa y te enfocas en lo esencial, digamos que en el pareto del 80-20 que bien se aplica a tantas áreas en negocios y ventas, donde el 20% de lo que haces genera el 80% de los resultados, bajo esa lógica de eficiencia, hemos decidido empacar nuestras vidas en dos bicicletas, llevando el equipo esencial para vivir y trabajar, y más allá de eso, para exponernos a la incertidumbre, a lo incierto del camino y del cobijo, para intentar reconciliar la libertad y el trabajo, la austeridad y la  abundancia, y cada pedaleo con sueños que algún día se vieron tan lejanos.

Empezamos nuestro viaje en un pequeño país de Europa llamado Portugal, recorreremos kilómetros de carretera para llegar a pueblos encantados, adentrarnos en su cultura, su lenguaje, su comida, sus locales y también sus extranjeros.

Aprovecharemos las opciones de voluntariado que se ofrecen en sitios como Worldtravel para no solo tener un alojamiento temporal, sino también para aprender nuevos oficios, conocer otros voluntarios, sus historias, sus desafíos, adentrarnos en su localidad y simplemente vivir el país.

Y si, suena algo idílico y lo es, sabemos que detrás de esto habrá intensas jornadas de sol y frío extremo, la incomodidad de cambiar la cama por una colchoneta, tu cocina de 4 o 6 quemadores por una hornilla para camping a gas, el escritorio por un pedazo de tronco, el techo por una carpa y un vehículo confortable que nos lleva a 100km x hora, por una bicicleta que se moviliza únicamente con el esfuerzo de nuestras piernas, y dicho esto.. Para que incomodarse tanto?, pues porque el sentir es que la comodidad nos aleja de la aventura, de lo nuevo, de oportunidades, de recompensas, de riesgos, temores y dolores, osea, de lo que en un principio se consideraba vivir.

Y aunque parezca lo contrario, este viaje no nos aleja de nuestras responsabilidades, ni nuestro desarrollo personal ni económico, creo al contrario, nos obliga a ser más creativos y estructurados a la hora de ejecutar nuestros respectivos trabajos. Para suerte de miles, hoy existen cientos de manera de ganarse la vida sin tener que tener que ir a la oficina, mientras las laptops tengan batería y la señal de internet sea estable, sobreviviremos !

Un fabuloso libro que leí a temprana edad fue Padre Rico, Padre Pobre de Robert Kiyosaki, y más allá del cuadrante del flujo de dinero, el concepto preciso entre activos y pasivos, me obsesione  con la idea de tener más de una fuente de ingresos, y hace todo el sentido, es como cuando  la abuela decía que no coloques todos los huevos en una sola canasta, y es cierto que previo a este viaje hemos tenido la suerte de construir un par de ingresos pasivos que nos permiten emprender y vivir en la ruta, un nuevo gran escaparate de oportunidades se abre ante nuestros ojos y se complementa de forma perfecta con el viaje, así que no hay una forma de hacer dinero mientras viajas, hay cientos !

Así que si estás pensando que para vivir viajando necesitas ser millonario, o al contrario, abandonar cualquier aspiración de ser próspero económicamente hablando, estás muy alejado de la realidad. 

Esperamos dentro de poco poder contarles nuestras aventuras y desventuras en la ruta, cómo hacemos dinero mientras viajamos y como tú también lo puedes hacer.

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